Publicado el 7 de febrero de 2013

Libros

“La suya no es una cacharrería de libros, sino un centro de cultura”. Así definió Gonzalo Arango a la Librería Aguirre, la primera de Medellín en traer El Capital de Karl Marx y libros en alemán, francés e inglés.

  • Maryluz Vallejo explica el espíritu de la Librería Aguirre

    Maryluz Vallejo es periodista de la UPB y doctora en Comunicación Pública de la Universidad de Navarra en España. Ha publicado 8 libros y, actualmente, es profesora de la Universidad Pontificia Javeriana, donde creó la revista Directo Bogotá.

  • Carlos Gaviria - La apertura de la Librería Aguirre

    Carlos Gaviria Díaz es abogado de la Universidad de Antioquia y magister en Derecho de la Universidad de Harvard. Fue magistrado de la Corte Constitucional durante 8 años, presidente del Polo Democrático Alternativo entre 2006 y 2009, y candidato en las elecciones presidenciales de 2006.

  • Darío Ruiz - El concepto de librero en Alberto Aguirre

    En su trabajo como escritor, Darío Ruiz Gómez se ha dedicado al poema, el ensayo y la narración. Además, es periodista, teórico del arte y crítico literario.

  • Héctor Abad Faciolince - La Aguirre: "Una librería cosmopolita enterada del mundo"

    Héctor Abad Faciolince ha sido columnista de la revista Semana y de los periódicos El Espectador y El Colombiano. En su carrera como escritor ha publicado 11 libros, dentro de los cuales se cuenta "El olvido que seremos", por el cual recibió el Premio Literario de Derechos Humanos de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

  • Aura López - La Librería Aguirre era para hablar de libros

    Aura López Posada trabajó muchos años en diferentes emisoras de Medellín y de Colombia realizando entrevistas a diferentes personajes. Además, esta locutora, escritora y poetisa ha sido una líder cultural en la ciudad por sus obras realizadas y por sus trabajos en el Museo de Antioquia y en el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín.

  • Orlando Mora - La Librería Aguirre era la que traía los libros prohibidos

    Orlando Mora es abogado de la Universidad de Antioquia pero toda su vida la ha dedicado al cine. Ha sido crítico cinematográfico en los periódicos de Medellín, jefe de programación del Festival Internacional de Cine de Cartagena e integrante de la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI, por sus siglas en inglés).

El libro no publicado

 

“Mi hija”. Así se titula el único libro que terminaste. Los demás trabajos fueron sobre la masacre en la cementera de Santa Bárbara y una autobiografía.

 

Tu hija. Ana María Aguirre López. La mayor de las tres. Mi mamá. Tu consentida y yo la de ella. Murió el 12 de abril de 2004. Tú tenías 77 años, ella 48 y yo 13. La causa de su muerte fue una encefalopatía hepática. El hígado dejó de funcionar por el daño que causó el exceso de alcohol. Luego de eso, el hígado le fundió el cerebro. Se murió en un fin de semana, en una cama de la casa.

 

Ese día, llegaste entre 8 y 9 de la mañana. Todavía no se la habían llevado. El cuarto en el que estaba, tenía un ventanal enorme que daba al corredor. Se veía que estabas arrodillado, con la cabeza agachada, a los pies del cuerpo muerto de tu hija. Llorabas.

 

Meses después, empezaste una labor en la que trabajaste más 4 años. Una por una fuiste hablando con las personas que la conocieron. Leíste todos los papeles que ella tenía al momento de su muerte. Los recortes de prensa que tenía con tus artículos, los apuntes sobre riesgos cardiovasculares e historias clínicas (era médica epidemióloga), las recetas culinarias y algún poema escrito por ella. Además, investigaste en diferentes publicaciones, escritas en español e inglés, sobre el alcoholismo. Tu intención era contar su vida para reivindicarla, para borrar su imagen de “borracha” y demostrar que era mucho más que eso.

 

Por esa razón nos reunimos la primera vez. Querías saber todo lo que tenía por decir al respecto. Las conversaciones continuaron. Poco a poco, comenzamos a hablar de otros temas. Literatura, cine, fotografía, periodismo. Pero ante todo, de mi mamá, tu hija.

 

Al principio, el libro se publicaría. Luego, cuando ya tenía mucha información de la familia, dijiste que tú y yo decidiríamos quiénes serían los lectores. Hasta que un día en el Astor notificaste que nadie lo leería. Ni las dos hermanas de ella, ni su mamá, ni su hijo mayor, ni tu mejor amigo… ni yo.

 

Lo terminaste y nadie más lo leyó, excepto tú. El único libro terminado, además de Cuadro, sería el no publicado. Se imprimió en una impresora cualquiera, se le pusieron dos tapas corrientes de color negro, se argolló y se guardó durante dos años en un cajón de tu casa. En 2010, después de muchas conversaciones, cartas y discusiones, me prestaste el libro.

 

En ese momento, ya fallaba tu memoria. Al día siguiente de entregármelo, fuiste a mi casa a almorzar. Mientras servían, miraste los libros que había en la biblioteca. En la esquina de uno de los estantes, sobresalían unas argollas negras. Sacaste ese libro. Con asombro y rabia, leíste que se titulaba “Mi hija”. No te acordaste del préstamo y te lo llevaste sin que yo lo terminara de leer.

 

Poco hablamos del tema. Las conversaciones cambiaron al ritmo que lo hacían tus recuerdos. Nunca más mencionamos el libro.

 

Después de tu muerte, Aura nos dio la única copia impresa de “Mi hija”. Es un libro donde tus sentimientos están expuestos: la tristeza por la muerte de ella, la rabia por algunas injusticias que vivió, el amor por las cosas que ustedes dos tenían en común. Ahora entiendo por qué nunca se publicará ese libro.

Agradecimientos: Familia Aguirre López, Carlos Arango, Luisa Restrepo Pérez, Ramón Pineda, a mis maestros del pregrado.

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Esta página web es un trabajo de grado del pregrado en Periodismo de la Universidad de Antioquia. Obtuvo el sustento del Fondo de Apoyos a Trabajos de Grado.

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