Publicado el 7 de febrero de 2013

Lazos

Medellín se quedó con una imagen del Aguirre huraño, cascarrabias y enemigo de todo (del tango, del bolero, de la cultura paisa). Pero sus amigos y las personas que se acercaron a él lo definen como tierno, soñador y con un muy buen sentido del humor.

  • Aura López - Alberto Aguirre "fue consecuente consigo mismo"

    Aura López Posada trabajó muchos años en diferentes emisoras de Medellín y de Colombia realizando entrevistas a diferentes personajes. Además, esta locutora, escritora y poetisa ha sido una líder cultural en la ciudad por sus obras realizadas y por sus trabajos en el Museo de Antioquia y en el Jardín Botánico Joaquín Antonio Uribe de Medellín.

  • Sonia Martínez - A quién le hacía caso Alberto Aguirre

    Sonia Martínez es cuñada de Alberto Aguirre, la esposa de Alfonso. Además, es una cantautora antioqueña que ha explorado el bolero, el jazz, el bambuco, el pasillo, entre otros géneros musicales.

  • Carlos Gaviria - Aguirre era íntegro en su personalidad

    Carlos Gaviria Díaz es abogado de la Universidad de Antioquia y magister en Derecho de la Universidad de Harvard. Fue magistrado de la Corte Constitucional durante 8 años, presidente del Polo Democrático Alternativo entre 2006 y 2009, y candidato en las elecciones presidenciales de 2006.

  • Darío Arizmendi - Aguirre no es el "ogro que se formó en el imaginario"

    Darío Arizmendi Posada es el actual director de Caracol Radio. Además, es magíster en Periodismo de la Universidad de Madrid y doctor en Ciencias Políticas de la Universidad de Navarra. En 1979, fundó el periódico El Mundo y años después dirigió el programa televisivo "Cara a cara".

  • Darío Ruiz - Alberto Aguirre "buscaba la verdadera alegría"

    En su trabajo como escritor, Darío Ruiz Gómez se ha dedicado al poema, el ensayo y la narración. Además, es periodista, teórico del arte y crítico literario.

  • Marianne Ponsford - "No todo el mundo es tan igual a sí mismo como Alberto"

    Marianne Ponsford es la fundadora y actual directora de la revista Arcadia. Además, es editora cultural de la revista Semana.

  • Orlando Mora - Alberto Aguirre era tierno

    Orlando Mora es abogado de la Universidad de Antioquia pero toda su vida la ha dedicado al cine. Ha sido crítico cinematográfico en los periódicos de Medellín, jefe de programación del Festival Internacional de Cine de Cartagena e integrante de la Federación Internacional de Críticos de Cine (FIPRESCI, por sus siglas en inglés).

  • Óscar Hernández - Alberto Aguirre "no era adusto"

    Óscar Hernández Monsalve es un periodista y poeta antioqueño que pertenece a la misma generación que León de Greiff, Fernando González, Manuel Mejía Vallejo, Carlos Castro Saavedra y Alberto Aguirre. Hernández ha sido comentarista deportivo en Sutatenza y RCN. Además, ha dirigido la revista Vea Deporte y ha sido corresponsal de El Espectador. Su obra literaria consta de más de 15 libros. Actualmente, es columnista del periódico El Colombiano.

  • Héctor Abad - Aguirre "fue mi mejor amigo": Héctor Abad Faciolince

    Héctor Abad Faciolince ha sido columnista de la revista Semana y de los periódicos El Espectador y El Colombiano. En su carrera como escritor ha publicado 11 libros, dentro de los cuales se cuenta "El olvido que seremos", por el cual recibió el Premio Literario de Derechos Humanos de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos.

Cortesía de Luis Alfonso Yepes Bustamante.

Los últimos días de mi abuelo

 

La causa de tus peores males físicos y de tu muerte fue la hipertensión crónica. Nunca quisiste tomar medicamentos para controlar los altos niveles de presión.

 

En 2008, te dio el primer micro-derrame mientras caminabas por Junín. Perdiste el equilibrio y durante un rato también el conocimiento. Las personas que te conocían, te llevaron hasta tu casa y llamaron a Aura. Aura llamó a tu hija menor, la médica.

 

Ese episodio fue causado por la presión que nunca quisiste controlar con medicamentos. Tu hija, Beatriz, te advirtió que las cosas iban a empeorar si no seguías los consejos médicos. La enfermedad que ya tenías era controlable, pero no reversible.

 

Pasaron los años y tú seguiste sin tomar las píldoras. La enfermedad avanzó como te pronosticaron que lo haría. Esas presiones altas fueron deteriorando tu cerebro y cada vez más tu memoria.

 

Ya no reconocías a muchos de tus familiares, aunque a tu hija Beatriz nunca la confundiste. A veces creías que tus nietos éramos tus sobrinos. O incluso que no éramos parientes. Olvidaste por completo las causas de la muerte de tu hermano, la que te causó tanta agonía.

 

El olvido último fue la enfermedad que mató a tu hija, mi mamá. Después de hacer un libro sobre el alcoholismo, de investigar qué era la encefalopatía hepática y de explicarme tantas veces estos términos, olvidaste por qué se murió.

 

Ya las conversaciones no eran fluidas. Preguntabas una y otra vez cuántos años tenía, en qué semestre estaba, cómo estaba Gloria y si sabía cuántos años tenías.

 

Las preguntas se reiteraron. Y ciertos temas también. Decías varias veces en la misma charla que estabas cansado. Te querías morir. Así, de repente, de un día para otro. No vivir más en sonambulismo.

 

El sábado 1 de septiembre de 2012 te encontraron inconsciente en el piso de tu apartamento, al lado de tu cama. Al llegar a urgencias del hospital Pablo Tobón Uribe, la TAC reveló que no volverías a ser consciente a causa de una enfermedad cerebro vascular.

 

Según los médicos, era probable que te hubieras levantado de la cama a eso de las tres o cuatro de la mañana y que te desmayaras al sufrir el derrame. Dicen que ni siquiera sentiste el golpe al caer. El cerebro ya estaba inconsciente.

 

Tenías una carta firmada en notaría para no recibir reanimación ni ningún procedimiento que postergara tu muerte. Lo firmaste en 2008, cuando aún no perdías la memoria y sabías las consecuencias que tendrías por no tomar el medicamento de la presión.

 

Te llevamos a una pieza del hospital. Sólo estabas conectado a un aparato de oxígeno que no respiraba por ti. Cuando tus pulmones dejaran de respirar, el oxígeno de la máquina pararía. No te movías, no abrías los ojos ni la boca. En la posición que te pusieran las enfermeras, te quedabas. Era cuestión de esperar a que tu cerebro dejara de funcionar.

 

Me quedé en la clínica, al lado de tu cama, la noche del domingo 2 de septiembre. A las 11 p.m. estaba pasando los canales de la televisión. Llegué a Canal U.  Transmitían “La Última Vocal”, específicamente un video que te hicieron. En la pantalla, tú caminando. En la camilla, tú casi muerto. 

 

Pasaron las horas y a las 2 a.m. me di cuenta de que tus pulmones no se movían. Ya te habías muerto y ahora tu cuerpo también paraba sus funciones.

 

Llamé a la enfermera y dijo que la última vez que entró fue a la 1:30 a.m. Yo dormitaba y tú respirabas.

 

Al igual que mi mamá, te moriste en cualquier minuto de la media hora en la que nadie te veía. Ella entre 3:00 y 3:30 de la madrugada, tú entre 1:30 y 2:00. En ambas situaciones, yo estaba al lado, durmiendo, mientras ustedes se morían.

Agradecimientos: Familia Aguirre López, Carlos Arango, Luisa Restrepo Pérez, Ramón Pineda, a mis maestros del pregrado.

© 2013 Alberto Aguirre. Todos los derechos reservados. Realización: Maria Clara Calle Aguirre | Diseño: Daniel Correa Henao | Asesoría: Ximena Forero Arango.

Esta página web es un trabajo de grado del pregrado en Periodismo de la Universidad de Antioquia. Obtuvo el sustento del Fondo de Apoyos a Trabajos de Grado.

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